Entrevista para La Gaceta de Tucumán

 

Alejandro Lanús escritor de aforismos - Entrevista para La Gaceta de Tucumán

 

En tus páginas de Internet pasaste de 10.000 a más de 450.000 seguidores en dos años. ¿Tuviste alguna estrategia para lograrlo?

¡Ninguna! Sinceramente no sé por qué me siguen: ¡ni yo sé a dónde voy! En lo más mínimo me considero exitoso por tener más o menos seguidores, no creo en lo que llamamos “éxito”. Emil Cioran acertó cuando dijo “el éxito es un malentendido.”

¿Crees que la web es un campo fértil para géneros que no encontraban su lugar en el mercado editorial tradicional?

Es muy difícil saber eso con exactitud. En mis inicios literarios nombrabas la palabra aforismo y hasta a los editores había que explicarles su significado, como si fuera una extravagancia escribir de manera esencial. En el apogeo de la era digital, con el vértigo cotidiano, hoy parece una utopía leer Los Miserables. Inesperadamente, desde ese punto de vista, tal vez la escritura fragmentaria hoy corra con una leve ventaja: anida distintas facetas del ser en las cuales el lector puede o no identificarse rápidamente.

¿Cuál es tu relación con el mercado editorial tradicional?

Son los primeros en saber que hoy lo digital tiene más fuerza que cualquier medio impreso. Es simple: cuando te sumás a una página digital para recibir contenido es porque realmente te gusta, sino no te adherís. ¡Así de tajante es el mundo digital! Ergo, la relación entre el lector y la página es muy genuina: quienes no miran con lupa esa legitimidad atrasan 20 años. Me contactaron varias editoriales al igual que algunos medios digitales vinculados al arte.

¿Qué tipo de ofertas tuviste?

Algunas editoriales me contactaron para reeditar mi libro Umbrales o bien para contratarme: para que expanda sus páginas. Otras, para publicar a sus autores en mis páginas a cambio de dinero. Editoriales especializadas en poesía me hicieron una oferta para comprar mis páginas. Una gran editorial española me ofreció un monto mensual si le daba la exclusividad por algún tiempo en Poetas del mundo.

Tu libro está agotado sin haber entrado al circuito comercial y rechazaste propuestas de varias editoriales.

Lo paradójico es que una editorial edite un libro y no tenga un plan de acción al respecto, una campaña sostenida en el tiempo. El solo hecho de concebir un libro no requiere en lo más mínimo de un editor, salvo que éste te ofrezca algo más que el simple hecho de regalarle vos tu libro a él a cambio de un 10% y que tenga derecho a todo lo que escribas por cinco años. Hay algo que anda mal. Edité Umbrales luego de un incendio, como un renacer espiritual. Sólo se vendió en muestras de arte, de la mano de varios artistas plásticos que representaron mis aforismos, viajé por diversas provincias con la muestra y no sólo recuperé la inversión sino que gané dinero.

¿Por qué no frecuentas “el ámbito literario”?

La mejor manera de ser libre es no perteneciendo a un entorno. Me siento más cómodo en el apartamiento. Mi viaje es interior, desde ahí emerge todo, por lo tanto no sabría qué hacer en lo exterior, dónde situarme. Uno escribe, en definitiva, para encontrarse, para ver qué emerge tras el naufragio. Todo lo exterior a la obra es envoltorio. Prefiero quedarme en la montaña, con los pájaros, con mi locura, en mi microcosmos. Ese es mi lugar.

Entrevista para La Gaceta de Tucumán, 2015.