Aforismos Décima Tercera Parte

Las decepciones son la antesala de la realidad.
No podías dejar de herirme, pero sí podías herirme menos.
No vi tus ojos. No sé quién eres.
El, que no conoce la ecuanimidad, tiene en sus manos nuestras manos.
Extinguirnos silenciosos, renacer en las flores.
¿Por qué dejé que te apagaras para poder verte?
Quien más habla suele ser el que menos palabra tiene.
Ha olvidado la simpleza: lo ha olvidado todo.
Nos fundimos en un abismo. Para no caer.
Moriré por todo. Cuando muera, todo habrá sido un sueño.
Mil nombres me anteceden, me suceden, como si nada pasara cuando pasan mil nombres.
El temor no tiene límites, alcanza a Dios.
Las certezas nos llevan a los extravíos.
La desesperanza puede ser un punto de partida.
Absorto, en la perplejidad de un punto ciego.
Pájaros muertos orbitándome.
Ha dejado de ofenderte. Ha dejado de querer como quiere el hombre.
La insólita cercanía con uno mismo.
Encontrar a quien uno ha abandonado.
Se puede huir de todo, menos del dolor.